VI. La enseñanza y los libros
A. LA ENSEÑANZA
Aunque la enseñanza en época medieval fue siempre minoritaria, en al-Andalus el acceso a una educación elemental estuvo al alcance de una buena parte de la población a través de las escuelas coránicas donde los niños a los seis o siete años aprendían a leer, escribir, recitar el Corán y nociones elementales de matemáticas.
Estas escuelas, cuya existencia está documentada tanto en ciudades como en pueblos, eran particulares siendo las familias de los niños las que pagaban a los maestros. Los niños de posición acomodada tenían tutores particulares.
Mucho más restringido era el acceso a la madraza o universidad islámica. En ellas los maestros más reputados impartían lecciones de gramática, poesía árabe, matemáticas, astronomía, medicina y ciencias naturales, aunque lo más importante era el estudio del Corán y las tradiciones del Profeta.
Al finalizar los estudios en la madraza el alumno recibía un diploma que le autorizaba a transmitir el saber aprendido.
El sistema de aprendizaje estaba basado en la transmisión oral y en la memoria, tanto por la escasez de libros como porque así habían sido las primeras enseñanzas del Profeta.
B. LOS LIBROS
6- Tratamiento del papel para prensa
De época hispano-musulmana se conserva un interesante patrimonio bibliográfico en el que destacan los "Coranes iluminados".
El gusto por los libros dio lugar a importantes colecciones como la de la biblioteca de al-Hakam II en Córdoba que llegó a reunir 400.000 volúmenes.
► En castellano hay más de 3.000 palabras de procedencia árabe incluyendo topónimos.
►¿Sabías que ... la escritura árabe coloca sus grafemas de derecha a izquierda?
►¿Sabías que los almohades fundaron bibliotecas públicas y que el califa Yusuf llegó a comprar a precios altísimos bibliotecas particulares?
► En 1492, por la entrada de los Reyes Católicos en Granada, no sólo comenzó la gran égida forzada del pueblo andalusí, sino también la convivencia de la cultura universal y de la tolerancia religiosa que se expresaba en el mozarabismo y mudejarismo de cada día. Aunque los intereses en conflicto tomaron preeminencia desde finales del XIII, al hacerse evidente para los reinos cristianos de la península el peligro religioso y cultural que representaban las grandes minorías compuestas por judíos y moros. En 1492 fue el comienzo del fin.
Salvo algunos hitos arquitectónicos, todo fue arrasado o convertido por el fundamentalismo catolicista de los Reyes Católicos y sus descendientes, salvándose apenas lo que pudieron llevarse a escondidas los expulsados. Uno de estos casos fue el de Alí Ben Ziyad, quien hubo de salir de Castilla en 1468 hacia tierras africanas (Tombuctú –Mali) con el principal equipaje de su hacienda: la biblioteca de miles de pergaminos. Después de seis largos siglos, a pesar de las extremas condiciones del lugar, sus descendientes aún conservan aquella biblioteca andalusí.