Sevilla
Por el territorio que ocupa Sevilla pasaron los pueblos prehistóricos, los tartessios, los romanos y los visigodos hasta que llegaron los árabes en el 712 y sustituyeron el nombre romano de Hispalis por el de Isbiliya. La historia de la ciudad ha estado marcada siempre por la presencia del río Guadalquivir que si bien ha supuesto una fuente de riqueza también ha limitado el desarrollo urbano ante la amenaza de inundaciones. En los primeros siglos de la etapa musulmana Sevilla conservó los límites del antiguo recinto romano siendo el edificio más destacado de los que se construyen en esta época la primitiva mezquita mayor, que ocupaba el solar de la actual Iglesia del Salvador y de la que se conserva el patio de abluciones y el alminar transformado en campanario.
Sevilla vive una primera etapa de esplendor cuando, tras la caída del Califato, se funda el reino taifa independiente de los Abbadíes que llegó a ser entre sus contemporáneos el más poderoso estado de al-Andalus. Esta primacía se deja sentir tanto en las manifestaciones artísticas y culturales como en el desarrollo urbano que experimenta la ciudad.
Tras el gobierno almorávide, Sevilla vive con los almohades la etapa de máximo apogeo de tiempos andalusíes al ser designada capital peninsular del Imperio, siendo gobernada directamente por miembros de la familia califa¡ almohade. Se convierte entonces en la gran ciudad que tres siglos después proyectará su sombra sobre el Nuevo Mundo
Las grandes construcciones de esta época son la Giralda, la Torre del Oro, la restauración de los antiguos alcázares, los jardines de la Buhayra, y numerosas obras públicas. (Ver capítulo de Manifestaciones Artísticas).
Sevilla pasó a manos cristianas en 1248 pero la huella andalusí siguió presente no sólo en la vida cotidiana, sino también en las numerosas iglesias mudéjares que se levantan tras la conquista, los Alcázares de Pedro I e incluso el entramado urbano que no ha sido transformado en profundidad hasta el siglo XIX.
Un tratado de policía urbana del siglo XII proporciona una valiosa información sobre cómo pudo ser la vida cotidiana en la Sevilla de la época al abordar temas tan variados como los cargos públicos, las mezquitas, los cementerios, el comercio, las manufacturas, el zoco etc.