Ronda
Aunque sus orígenes se remontan a la existencia de un asentamiento celta, será durante el período andalusí cuando Ronda se desarrolle como ciudad con el nombre de Medina Runda. Entre los siglos VIII y X se convirtió en capital del distrito de Takurunna, luego lo fue de un pequeño reino taifa gobernado por la tribu bereber de los Banu Ifran hasta su incorporación al reino de los abbadíes sevillanos.
Como el resto de al-Andalus, fue almorávide y almohade experimentando en los últimos años de este periodo un importante crecimiento que se prolongará en la etapa de pertenencia al Reino de Granada. Los monarcas nazaríes la cederán a los meriníes norteafricanos en varias ocasiones recuperándola en otras tantas hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1485.
En tu paseo por Ronda podrás apreciar fácilmente los ecos de su pasado andalusí tanto en el trazado de sus calles como en los restos de fortificaciones que desafían el paso del tiempo.
Baños del Arrabal Viejo. Estuvieron vinculados a la mezquita que debió existir en sus inmediaciones. Te permitirán recordar la disposición y organización del baño andalusí que ya conoces.
Casa de los Gigantes, (siglo XIV). Muestra de arquitectura andalusí organizada en torno a un patio con alberca central y pórticos en los lados menores.
Iglesia de Santa María la Mayor. Levantada en el siglo XV en el solar de la antigua mezquita mayor de la que conserva el frente del mihrab.
Plaza de toros, una de las más antiguas y bellas de España, inaugurada en 1785.
Seguro que te sorprenderá el puente que salva el impresionante precipicio del tajo de unos 96 metros de altura. Fue realizado en el siglo XVIII para unir el creciente Arrabal del Mercadillo con el casco antiguo de la ciudad.
Otras visitas que te recomendamos son el Palacio de Mondragón y el Convento de San Francisco.
