Granada
En el actual barrio del Albaycín tuvo Granada su más primitivo asentamiento, un poblado íbero que los romanos convirtieron en municipio y que después habitaron visigodos y andalusíes. Granada fue capital del reino taifa gobernado por la dinastía de los ziríes, que fortificó la Alcazaba Vieja y construyó el Palacio del Rey Badis en su interior.
Durante las épocas almorávide y almohade la ciudad se extiende y se embellece con jardines, alamedas y nuevas construcciones de las que aun quedan en pie ejemplos como el Palacio de Alcázar Genil, el morabito convertido en ermita de San Sebastián, el alminar transformado en torre-campanario de la iglesia de San Juan de los Reyes, el patio de la que fue mezquita mayor del Albaycín integrado en la Colegiata de El Salvador, el Cuarto Real de Santo Domingo o el oratorio de la Madraza.
Cuando en 1238 Muhammad I funda el reino nazarí, Granada se convierte de nuevo en capital e inicia el periodo que más honda huella ha dejado en su historia, en su estructura urbana y en su patrimonio monumental.
La mejor forma de acercarse al pasado andalusí de la ciudad es perderse por el laberíntico barrio del Albaycín, que fue, tras la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos, el reducto en el que se concentró la población morisca, y que es sin duda el espacio que mejor ha sabido conservar su entramado urbano medieval. Visita obligada son también la ciudadela de la Alhambra y la almunia del Generalife de las que ya te hemos hablado en el capítulo dedicado a Manifestaciones Artísticas.