II. Industria y artesanía
Aunque como decíamos en la Edad Media no puede hablarse de un sector industrial como tal, sí podemos afirmar que hubo una importante actividad artesanal íntimamente ligada al desarrollo del comercio.
Esta actividad se centra sobre todo en los siguientes sectores:
Artesanía metalúrgica: armas, cuchillería, calderería, herrería, fabricación de moneda... .
Construcción, sobre todo ligada a lo que hoy llamaríamos obras públicas: aljibes, baños, alhóndigas, fortalezas, maristanes, mezquitas, palacios, puentes... . Las viviendas de la nobleza también acaparan atención por parte del sector, mientras que las casas
de la mayoría de la población eran de adobe, tapial y ladrillo por lo que requerían poco esfuerzo constructivo.
Cerámica y vidrio: La producción cerámica fue intensa y extensa habiéndose conservado sus técnicas y estilo en muchos alfares de nuestra geografía: La Rambla en Córdoba, Fajalauza en Granada, Úbeda, Teruel, Manises...
El cordobés Abbas ibn Firnas perfeccionó la técnica de producción del vidrio llegando a fabricarse en tal cantidad que incluso se exportó a los reinos cristianos del norte.
Alimentación: las principales industrias alimentarias fueron las del aceite, el azúcar, la harina y el queso.
Industria de la madera, fundamental en sectores como la construcción naval que alcanzó gran desarrollo en época califal. La madera también se usó mucho en la arquitectura destacando los andalusíes en la fabricación de artesonados, celosías, puertas, aleros, zapatas...
Artesanía textil: alcanzó gran importancia tanto la producción popular como la centrada en el tiraz, industria de tejidos de lujo de monopolio regio inaugurada en tiempos de Abd al-Rahman II.
Florecieron en al-Andalus otras actividades artesanales como la producción de papel, la taracea y el trabajo en cuero. La herencia de estos últimos persiste en los cordobanes y guadamecíes cordobeses y la taracea que se sigue trabajando en Granada y Toledo.